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Escuela Música de las Esferas

 

 

 

Dedicados a la Música, al talento y al Piano desde el año 2008

La dualidad de Schubert

Una vez le confesó a un amigo: “El Estado debería ocuparse de mí. He venido a este mundo con la única tarea de componer música”.

Schubert fue uno de los principales músicos de principios del s.XIX y el único que nació en la cuna de la música europea de finales del s.XVIII y principios del s.XIX, Viena, el 31 de enero de 1797. Fue el más jovial y el más despreocupado de todos los grandes compositores. Componía una obra y rápidamente la dejaba de lado y se ponía con una nueva creación.De esta manera se sospecha que perdió muchas obras.

No era un hombre abierto a la correspondencia y sus diarios parece que fueron un desastre, por esto, se sabe de él meramente datos anecdóticos, hay documentación sobre sus alojamientos, sus estudios, sus empleos, su estatura (no llegaba al metro cincuenta), pero no hay constancia de sus ideales, pensamientos, actitudes, valores.

A los 11 años partió de su casa para preparar su entrada en el coro de la capilla de la corte imperial, y ya por entonces había empezado a componer seriamente. Pero su padre, maestro de profesión, esperaba que su hijo siguiera sus pasos. Y aunque lo hizo, no duró mucho como maestro.

Su principal maestro de música en el Seminario Real se desesperaba ante su perfección y decía: “A él no puedo enseñarle nada. Dios ya le ha enseñado”. De este modo, Antonio Saliere, el músico de la corte, aceptó darle clases de composición. Por aquel entonces Saliere, estaba en plena decadencia, pues caía sobre él la sospecha de que había envenenado a Mozart.

Al terminar el seminario, se dedicó a la enseñanza, hasta que se decide a mudarse con su amigo Franz von Schober, con 19 años. A partir de aquí, y hasta su muerte lleva una vida bohemia, rodeado de amigos, del cuál era el centro. Se le llamarán “schubertiadas”. Compartían dinero, ropa, dormitorios, libros, música. Schubert nunca tuvo dinero para alquilar y mucho menos comprarse un piano, así que componía sin el instrumento.

Es paradójico que estas fiestas siempre corrieran alrededor de Schubert para su engrandecimiento, ya que es sabido que era una persona muy tímida. Karl, el sobrino de Beethoven dice “hacen grandes elogios de Schubert pero se dice que se esconde”. A lo mejor se escondía de Beethoven, porque aunque los dos vivieran en la misma ciudad, y compartieran amigos, nunca mantuvieron una estrecha relación.

Un hombre peculiar que según muchos biógrafos, padecía un trastorno bipolar en su edad madura. Quizá por esto, no sorprendan las palabras de su amigo Kenner: “Cualquiera que lo haya conocido sabe en qué medida Schubert tenía dos naturalezas que eran extrañas una a la otra, y lo poderosamente que el anhelo del placer hizo descender su alma al abismo de la degradación moral”.

Quizá su personalidad bipolar sea la causante de la bipolaridad que se encuentra en su música, cuando crea aspectos simultáneos de una experiencia completa, como la serenidad y la pasión, el aplomo y la excitación, una dualidad emocional de la que él seguramente fuera consciente, ya que dice: “Durante muchos y muchos años canté canciones. Cada vez que intenté cantar al dolor, se transformó en amor”.

Beethoven murió en 1827 y a él le faltaría todavía un año por delante, un año en el que su creación musical fue desbordante. Tres sonatas, dos Tríos para piano, el Quinteto en do mayor y mucho más. Algo insólito que todas estas obras fueran realizadas en un año, y más en su último año. A su muerte, en 1828, el valor de sus posesiones ascendían a 63 florines, una quinta parte del total de sus deudas, y a día de hoy tenemos cerca de 600 canciones, 15 cuartetos, 21 sonatas para piano y muchas obras más que nos dejan un legado de más de mil obras.

 

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